lunes, 17 de noviembre de 2014

Reflexión 7 Tecnología, tecnología everywhere!

Hoy más que nunca somos testigos de un proceso evolutivo y de un proceso de adaptación desenfrenados. Dichos procesos tienen una sola causa que a la vez podría descomponerse o combinarse en otras miles: la tecnología. 
        Al igual que todo, la tecnología surgió gracias a mentes curiosas, creativas y ambiciosas, sin imaginar qué alcances llegaría a tener, ni cuanto podría durar. Sin embargo, al probarse útil e incluso necesaria, se buscó por todos los medios mantenerla, mejorarla e incluirla en nuestras vidas diarias. Gracias a eso, en la actualidad no dejamos de sorprendernos con lo que podemos lograr al presionar un botón o al deslizar las yemas de los dedos sobre un aparato.
        No obstante es importante considerar que nada es color de rosa, y la tecnología no es la excepción. Su implementación ha venido a modificar absolutamente todas y cada una de las actividades que realiza el ser humano, pero ¿han sido esas modificaciones benéficas o perjudiciales? La respuesta depende de cada uno de nosotros.
         La tecnología es un arma de dos filos. Bien aplicada, nos ahorra tiempo, distancia, y esfuerzo; mal aplicada, pude provocar malentendidos, distracciones, ideas erróneas, y graves conflictos. Quien sabe regular o mesurar su uso, puede obtener de ella un aprovechamiento óptimo, y puede distinguir las ventajas y desventajas de su utilización. Quien recurre a ella de manera irresponsable, se volverá torpe, dependiente e incluso antisocial. 
        Extrapolemos estos dos extremos al ámbito de la docencia. ¿A quién creen que corresponde el rol de regular el uso de la tecnología? ¿Quién es mas propenso a utilizarla de manera irresponsable? ¿Cuáles pueden ser las ventajas y cuáles las desventajas de su implementación en el aula?
           Para poder responder a grandes rasgos esas preguntas, empecemos por mencionar lo que resulta más evidente. Tecnología puede ser sinónimo de: softwares, redes sociales, juegos computarizados, información ilimitada, música, videos, presentaciones, blogs, y muchas otras cosas. ¿Cuáles pueden ser una herramienta y cuáles una distracción? 
         En el salón de clases evidentemente corresponde al profesor gestionar no solo las herramientas utilizadas, sino también el conocimiento. Lo anterior quiere decir que, si bien el papel del profesor ya no es el de un gendarme que lo sabe todo y que tiene todas respuestas correctas a todas las preguntas posible; aun sigue siendo instruir a sus estudiantes. Debe instruirlos para tomar decisiones inteligentes sobre qué recursos utilizar y de qué manera, y cuáles debe descartar y por qué motivo. Esto ayudará a sus estudiantes a formarse su propio criterio y a sacar provecho de la tecnología en vez de desperdiciarla. 
         Estoy segura que como yo supieron de inmediato que los estudiantes son los más propensos a utilizar la tecnología de manera irresponsable, porque hasta hace poco se había percibido como un accesorio, un pasatiempo o un lujo antes que como una herramienta. Lo anterior únicamente provocaba que se distrajeran en vez de que le encontraran un uso fructífero. Gracias a la intervención de personas preparadas, esta situación comenzó a cambiar.
         Pero aquí surge una nueva  cuestión. ¿Quién puede presumirse realmente preparado para gestionar el uso de la tecnología en el salón de clases? Para los profesores cuya trayectoria comenzó mucho antes que la implementación de la tecnología como herramienta educativa, aprender a utilizarla resulta un reto. Un desafío aún mayor es tener que decirle cómo usarla a alguien que en realidad sabe usarla mejor que ellos. 
        Por esta razón, aceptar y percatarse de lo rápido que evoluciona la tecnología es vital. Lo que antes era novedoso, mañana puede ser anticuado. Si los profesores no están acostumbrados a eso, los estudiantes empiezan a perder interés en lo que puedan tener que decir, por muy bueno que esto sea. 
        Si bien no hemos alcanzado el punto en que las computadoras suplanten a un maestro o a un traductor, eso es lo que muchos electrónicos buscan, y seguirán investigando hasta lograrlo. Tenemos que estar preparados para cuando eso suceda, porque entonces habremos perdido todo control sobre la vida y la naturaleza humana, y quién puede decirnos si esto traerá consecuencias positivas o negativas....

Reflexión 6 La práctica hace al maestro

La pregunta del millón de dólares en el ámbito de la docencia siempre ha sido y será siempre: ¿quién es el mejor maestro?
        Honestamente no creo que esta pregunta pueda responderse de manera acertada, puesto que del mismo modo que existen estudiantes diferentes, con necesidades distintas; existen profesores cuyas personalidades y métodos pueden ser totalmente opuestos y no por ello dejan de ser tan efectivos como los de sus colegas. 
        Ya que es bien sabido que no existe una respuesta definitiva o correcta para la pregunta central de esta reflexión, lo único que puedo hacer es contestarla de manera muy personal, tomando en cuenta mis propias experiencias, preferencias y necesidades como alumna.
     Dado que yo soy una persona que trabaja maravillosamente bajo presión, me agradan los profesores que son exigentes, perfeccionistas, puntuales, y que incluso otros alumnos pueden llegar a odiar. 
         En mi secundaria y en mi preparatoria tuve maestras (curiosamente todas mujeres) que nos gritaban e incluso nos insultaban para conseguir que les pusiéramos atención o hiciéramos las cosas tal como lo pedían. No digo que eso haya estado bien, pero la verdad a mí me sirvió muchísimo, porque el mismo respeto y miedo que les tenía ayudaba a que diera incluso más de lo que podía e hiciera todo perfecto. Lo mismo pasaba con muchos otros de mis compañeros. 
        Lo mejor de eso es que lo que ellas me enseñaron no lo olvidé de la noche a la mañana, no lo aprendí únicamente para pasar la materia; orgullosamente puedo decir que aún me acuerdo de todas esas cosas, porque la manera en la que me las enseñaron fue muy impactante para mí. Además, lo que me gustaba de ellas no era precisamente que nos trataran mal, sino que su conocimiento sobre la materia que impartían era verdaderamente sorprendente, y por eso mismo se comportaban así, porque ellas eran las autoridades. No había duda que no pudieran resolvernos. Creo que esta característica es una que sí podría motivar a cualquier alumno: que el profesor domine al 100% su materia, y que ame lo que hace. 
       Tiempo después, habiendo estudiando en esta carrera diferentes teorías sobre la enseñanza de un segundo idioma (que pueden perfectamente ser aplicadas a la enseñanza en general), descubrí que había métodos menos ortodoxos para transmitir conocimiento y muchos aspectos que debían considerarse. Entre ellos están las diferencias, preferencias y necesidades individuales de los estudiantes. Un buen profesor debe ser lo suficientemente creativo para cubrir todas ellas en un mismo curso.
     También está el hecho de que todo evoluciona, y con mayor razón los estudiantes. En el mundo de la tecnología en que vivimos actualmente, un profesor que se aferra a los libros de texto, al pizarrón, al gis, al cuaderno y al lápiz puede estar seguro de que lo último que logrará será atraer la atención de sus alumnos. Por lo tanto otro requisito para ser considerado un buen profesor hoy en día es saber implementar el uso de diferentes tipos de tecnología en la clase.
        Otra cosa que caracteriza a un buen profesor es la capacidad que tiene para hacer ver/pensar/reflexionar a sus alumnos más allá de las cosas que él les dice o les proporciona, es decir, la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico e independiente de sus alumnos. Al hacer esto, debe ser también lo suficientemente ingenioso para crear un hueco en el conocimiento de sus alumnos, un hueco lo suficientemente grande que los obligue a necesitarlo y por lo tanto a recurrir a él. En pocas palabras, el profesor debe ser capaz de formar alumnos independientes, que vuelen con sus propias alas, pero al mismo tiempo debe de saber como hacer volver a su aprendiz.
      Para terminar creo que sería importante que los profesores supieran que nosotros como alumnos buscamos retos, experiencias nuevas, y soluciones a problemas reales. Lo último que esperamos recibir al entrar en un salón de clases son peroratas y tareas que no nos dejarán nada a cambio después de haberlas realizado.  
        Es evidente que nadie nace siendo un buen profesor, como dice el dicho "La práctica hace al maestro" y cada generación presenta oportunidades y desafíos diferentes, de los cuales el docente puede ir aprendiendo para enriquecer, mejorar y modificar su filosofía y su método de enseñanza para enganchar por completo a los estudiantes que se crucen en su camino. 
          

lunes, 27 de octubre de 2014

Reflexión 5 ¿Traducir para practicar o practicar para traducir?

Debo confesar que desde que empecé la carrera había temido este momento, el día en que tuviera que iniciar mis prácticas profesionales. Tenía miedo de no elegir correctamente, de no ser capaz de realizar el trabajo que me fuera asignado, de olvidar todo lo que me habían enseñado, de decepcionar a otros y peor aun, a mi misma. 

          No obstante, la cruda realidad es que el tiempo no se detiene, y ese momento llegó. Como había sabido desde que ingresé a esta universidad, mis intereses seguían girando en torno a la traducción y la interpretación, motivo por el cual decidí que mis prácticas profesionales debían de consistir en traducir algo o en interpretar para alguien.
             Rebobinemos unos cuántos años, al 2011 para ser exactos. En ese entonces, estaba tan ciega y era tan ignorante como cualquier otro ser humano para quien el universo de la lingüística aplicada le es desconocido. Lo confieso, hace 3 años y medio era una de las personas que pensaba que aprender un idioma era fácil, que sabiendo más de un idioma se podía traducir cualquier cosa, y que traducir estaba lejos de ser difícil o frustrante. 
              Sin embargo, después de devorar diversos artículos, libros, y de vivirlo en carne propia durante algunos de mis cursos, pude constatar que la traducción es una ciencia, un arte, una virtud, y en muchas ocasiones un reto, un problema, y un dolor de cabeza. Quien es traductor es también escritor, poeta, artista, compositor, investigador, lingüista en toda la extensión de la palabra. 
         Un traductor no nace, se hace. Para poder presumirse traductor son necesarios años de preparación, práctica y experiencia. Las diferencias gramaticales y pragmáticas de cada idioma deben estudiarse a fondo, al igual que todas las técnicas, métodos y tipos de traducción existentes; además de la naturaleza de cada tipo de texto con el que podría trabajarse. Es necesario aprender a investigar sobre el tema que se traducirá, a hacer glosarios, y a proponer diferentes traducciones para el mismo fragmento. Todos estos conocimientos le ayudarán al traductor a tomar decisiones cruciales de las que dependerá la calidad de su trabajo. 
            Si bien las clases de la universidad (de la licenciatura de Idiomas por supuesto) están diseñadas para ponernos en contacto con todas estas actividades, no dejan de ser solo eso: clases. La práctica profesional en la vida real, no solo de la traducción, sino de cualquier actividad en general, presenta retos más difíciles de sortear, y es mucho más estresante que un simple ejercicio por el que obtendrás una calificación. 
    En la práctica laboral real debes satisfacer necesidades reales de personas reales que necesitan resolver problemas reales. Cualquier error podría desencadenar toda una serie de consecuencias negativas, tanto para quienes se trabaja como para el que trabaja.
          Al ser la traducción una actividad encargada de romper las barreras de comunicación y las diferencias culturales existentes entre los hablantes de dos idiomas distintos, un error podría provocar malos entendidos, ofensas, y muchas otras cosas de mayor o menor gravedad según fuera el caso. 
             Es por eso que al haberme comprometido a realizar la traducción oficial de una página web de una fundación legalmente constituida, estoy haciendo uso de todo el tiempo, de todos los recursos y de todos los consejos de personas especializadas en el tema y en el área como me es posible. 
          Actualmente, el hecho de ser únicamente una practicante me concede cierta protección en caso de que mi trabajo no llegara a satisfacer las necesidades de mis clientes. Sin embargo, en un futuro, cuando decida dedicarme a esto para vivir, lo único que me protegerá de los reclamos, amenazas y sanciones de un cliente insatisfecho será la calidad de mi trabajo y las bases en las que este haya sido sustentado.
            Estoy realizando mi traducción con toda la seriedad, precisión, dedicación, pasión y orden que me son posibles, porque confío en que esto garantizará su calidad y me servirá para adquirir experiencia, habilidades y conocimientos que me permitirán desempeñarme como traductora en el futuro.

martes, 14 de octubre de 2014

Reflexión 4 ¡El tiempo vuela cuando te diviertes!

¡Mitad del semestre! Simplemente no puedo creer que ya estemos aquí... He tenido tantas tareas que realizar que ni siquiera me había detenido a analizar qué porcentaje del mismo ha transcurrido, ni qué tanto he avanzado con el trabajo de mis materias, ni tampoco qué tanto he logrado en esta materia en particular. Me he concentrado tanto en cumplir con todas y cada una de las actividades asignadas para cada asignatura que, curiosa y arbitrariamente, no he sido consciente del tiempo que me han tomado ni de las fechas exactas en las que las he concretado. Sin embargo, esta reflexión me dio la oportunidad perfecta para hacerlo.
        Honestamente, me caracterizo por ser una de esas estudiantes que prefieren disfrutar del momento y de la vida y dejar las cosas difíciles y estresantes para el final. Sí, admito que casi durante toda mi carrera he hecho mis tareas y trabajos al último minuto, con muy poca o ninguna planeación ni organización; sin embargo, eso también me hace sentir orgullosa, ya que a pesar de ello siempre (o por lo menos el 99% de las veces) he logrado entregar documentos y realizar exposiciones de buena calidad, que cumplen los objetivos preestablecidos por los profesores, y que satisfacen e incluso superan mis expectativas y mis necesidades. 
        Considero que lo anterior se debe a mi forma de ser. Siempre me han gustado los retos, siempre me he sentido atraída por todo lo que implique liberar adrenalina; por ello mismo, trabajo mucho mejor bajo presión. La necesidad de resolver un problema inmediato me obliga a ser más creativa, a pensar con más claridad para alcanzar más eficacia en menos tiempo, a superarme y sorprenderme a mí misma.
       No obstante, tuve que admitir que eso no sería posible esta vez, ya que todos mis cursos exigían una calendarización de actividades; y dada la naturaleza y la complejidad de todos ellos, aprender a fijar y cumplir fechas límite representaría un enorme beneficio para mí. 
        Aunque sigo postergando lo más que puedo mis tareas, soy mucho más consciente de que no puedo rebasar los límites que yo misma me he fijado, porque si eso sucede, la cantidad de trabajo acumulado será impresionante, y me resultará cada vez más difícil ponerme al corriente. 
       Lo anterior me ha ayudado a avanzar de manera progresiva en todos y cada uno de los proyectos que actualmente estoy desarrollando, siendo mis prácticas profesionales el proyecto más importante para el propósito de este blog. Al comparar mi planeación inicial de las traducciones que estoy haciendo junto con mi compañera y las secciones de la página web que ya hemos traducido, me siento más que satisfecha al darme cuenta de voy exactamente de acuerdo a lo expuesto en mi Practicum Prospectus, ni adelantada, ni atrasada; a tiempo.
        Personalmente siento que he logrado esto gracias al haber "combinado" mi forma de ser (hacer todo al último minuto) con la forma de ser esperada de un estudiante universitario (organizado, obsesivo con el tiempo que dedica a cada cosa). Si bien me he ocupado de las tareas pendientes hasta que siento el tiempo encima, me he asegurado de no incumplir con mis propios objetivos, y eso me ha ayudado a hacer un buen trabajo, de buena gana, y sin ninguna preocupación extra. 
        Por todo lo anterior me gustaría cerrar esta reflexión con una cita de William Shakespeare que define mi manera de trabajar e incluso de existir: "Tan a destiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado". El hecho de que deje las cosas para el último momento, no quiere decir que soy una irresponsable y que les doy poca importancia; simplemente a mí me gusta hacerlo de esa manera y para mí eso genera mejores resultados porque no las termino ni antes ni después, sino en el instante preciso en el que debo hacerlo. 

domingo, 28 de septiembre de 2014

Reflexión 3 Las cosas fáciles cualquiera las hace

Como ya mencioné durante la exposición de mi Practicum Prospectus, a lo largo del semestre mi compañera Ana Karen y yo nos dedicaremos a la traducción de la página web de la Fundación Down de Puebla, A.C.
        Una de las dificultades más grandes que nos hemos encontrado durante el ejercicio de esta práctica, y probablemente también la más molesta y difícil de sortear, ha sido la calidad de la redacción del texto origen con el que estamos trabajando. 
        El documento original está escrito en español (nuestro trabajo consiste en traducirlo al inglés), pero los fragmentos que hasta el momento hemos traducido han sido ambiguos, repetitivos, e incluso presentan faltas de ortografía y párrafos dobles. Al explorar diversas páginas web de fundaciones para personas con Síndrome de Down en otros países también nos hemos percatado del hecho de que estas páginas buscan establecer una comunicación directa con el lector para atraer su atención y lograr resultados (función fática). Sin embargo, el texto de la página web que estamos traduciendo es poco atractivo, sobrio y en ocasiones muy complejo (términos legales).
       Lo anterior nos ha obligado a realizar un doble esfuerzo, ya que antes de traducir cada sección ha sido necesario intuir cuál era la verdadera intención del texto y reestructurarlo para facilitar su comprensión y finalmente su traducción al idioma meta (inglés). En consecuencia, las decisiones que hemos tomado nos han llevado a cuestionar si las traducciones que hemos propuesto han sido adecuadas, fluidas, si hemos utilizado el vocabulario correcto, y si sería conveniente modificar o respetar el estilo original del texto origen.
        Sin embargo, estos obstáculos nos han ayudado a poner a prueba nuestras habilidades lingüísticas tanto en nuestra lengua materna como en nuestra segunda lengua. La obligación de resolver este tipo de retos nos ha llevado a explotar nuestra creatividad, a ser pacientes, a trabajar en equipo, a proponer múltiples opciones en vez de una sola para la resolución de un problema en común, y lo más importante de todo, a no darnos por vencidas ni quedarnos de brazos cruzados esperando que las cosas se resuelvan por sí solas. 
          Para realizar mejor nuestro trabajo nos hemos propuesto recurrir a los expertos en busca de consejos, consultar opiniones de hablantes nativos sobre nuestras traducciones, utilizar diccionarios especializados, y distribuir las tareas de manera equitativa para cumplirlas en tiempo y forma.
        La traducción de este documento representa una oportunidad perfecta para poner en práctica todo lo aprendido en semestres anteriores (técnicas de traducción como omisión, sustitución, calco, etc; funciones de un texto, como apelativa, fática, comunicativa, etc), y para aprender más acerca de temas como el Síndrome de Down, las páginas web, y las diferencias legales, termino-lógicas, y administrativas entre dos países, dos lenguas, e incluso dos culturas. 
        
        

domingo, 21 de septiembre de 2014

Reflexión 2 El aprendizaje no se crea ni se destruye, únicamente se transforma

¿Qué es lo más valioso que he aprendido en los últimos años? ¿Cómo lo aprendí? ¿Dónde lo aprendí? ¡Vaya! Realmente no me había puesto a pensar en esto hasta el día de hoy, sin embargo, de una cosa estoy segura: la muchacha que hace tres años pisó por primera vez esta universidad en nada se parece a la persona que me sonríe hoy cuando me miro al espejo.
        En ningún sentido esto podría ser algo negativo, sin embargo, muchos se sorprenderían si les platicara todo lo que he tenido que experimentar para llegar a ser quien soy, a encontrarme donde me encuentro. He mencionado adrede una palabra clave: experimentar. Ningún cambio hubiera surgido en mí si no hubiera experimentado un sin fin de situaciones.             Para los propósitos de esta reflexión, el verbo experimentar podría entenderse de mil maneras diferentes, como "disfrutar al máximo una situación", "ser plenamente consciente de todo lo que sucede en un momento específico", "intentar algo completamente nuevo para romper alguna tradición", "encontrar y poner a prueba diferentes maneras de llegar a un mismo resultado", "vivir en carne propia algo que no habías vivido antes", "aventurarse a hacer algo por primera vez", etcétera, etcétera, etcétera...
       ¿Cómo podría jerarquizar todo lo que he aprendido teniendo que considerar una gama tan extensa de posibilidades, de interpretaciones, de perspectivas..?  No creo que algo pueda o deba ser considerado menos o más valioso. Para mí, todo lo que he aprendido ha sido muy importante porque me ha ayudado a crecer como persona.
         Del mismo modo, cada aprendizaje está directamente relacionado con una persona, una frase, un problema, un proyecto, una historia, un día, una oportunidad, una decisión, un libro, una película, una canción, un lugar, un sentimiento o un evento específicos; y muchas veces son varios de estos factores en vez de uno solo relacionados entre sí. Por lo tanto, también resultaría imposible describir con lujo de detalle lo que cada cosa, momento o ser ha aportado en vida.
     Sin embargo, ya que la situación lo requiere, podría más bien citar algunas de las tantas enseñanzas que la vida me ha dado desde que empecé a buscar mi propio camino.
        Durante los últimos tres años he aprendido entre otras cosas que nada es eterno, ni lo bueno, ni lo malo; que nada va a suceder si no te esfuerzas por hacer que suceda; que los amigos son quienes están contigo cuando nadie más quiere hacerlo; que a pesar de todas las razones que un ser humano pueda tener para sentirse mal, siempre puede encontrar una lo suficientemente poderosa para sentirse bien; que la única persona a la que debemos buscar superar es a nosotros mismos; que las cosas son tan difíciles o tan fáciles como tú decidas que sean; que la única persona capaz de definir tus límites eres tú mismo; que todo sucede por una razón, pero eso no significa que siempre vayamos a descubrirla; que cuando haces lo que amas, eres feliz, y haces felices a otros; que la familia, el respeto y el amor son las cosas más importantes para que tu mundo funcione; que la única persona a quien puedes cambiar es a ti mismo; que nadie deja nunca de aprender; y que todos ocupamos un lugar en el mundo, y tenemos un propósito dentro del mismo.
        ¿Cómo llegué a esas conclusiones? ¿Dónde estaba cuando me dí cuenta de ello? ¿Quiénes influyeron en el proceso? Las respuestas pueden variar desde a través de una ruptura amorosa, hasta platicando con mis mejores amistades, cocinando, paseando a mi gato, haciendo una tarea, iniciando una nueva relación; desde mi casa, hasta la universidad, el salón de clases, la calle, el centro comercial, la clase de baile, el restaurante, el cine; desde mi mamá, mi ex-novio, mis mascotas mis primas, mis tíos, mis tías, mis abuelos, mis amigos, mis amigas, mis enemigos, mis profesores, mi novio y yo misma.
        Lo cierto es que la importancia de lo aprendido y las circunstancias en las que el aprendizaje se llevó a cabo son algo muy subjetivo, que cada persona determinará en base a su personalidad, intereses, creencias, realidad, y como mencioné al principio de todo, experiencias.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Reflexión 1 Traducción: Mi presente, pasado y futuro

Naturalmente, mi perspectiva sobre la aplicación de esta carrera ha cambiado de manera significativa desde mi ingreso hasta el día de hoy; pero no mis intereses.  Antes de conocer a fondo el programa y de haber cursado algunas de las materias más importantes de la licenciatura, pensaba que el objetivo principal consistía en aprender varias lenguas para convertirse en un traductor o en un intérprete profesional, y estaba fascinada con esa idea. Sin embargo, nuestros profesores se encargaron de quitarme la venda de los ojos y me hicieron ver que la meta no era solamente estudiar o conocer múltiples idiomas, sino estar consciente de todo lo que se podía lograr/hacer con cada uno de ellos. Mi carrera, como muchas otras, puede extenderse hacia numerosos campos de estudio y no sólo limitarse a la enseñanza de lenguas o a la traducción, como erróneamente suelen pensar quienes son ajenos a esta área. Análisis del discurso, desarrollo de softwares y material didáctico para la enseñanza de lenguas o la traducción, creación y organización de currículums y sílabos, creación y organización de diccionarios, edición de textos/libros,  análisis de lingüística de corpus; y por supuesto enseñanza de idiomas, traducción, e interpretación son sólo algunas de las actividades a las que podría enfocarse un egresado de la licenciatura en Idiomas. Sin embargo, como mencioné desde un principio, mis intereses y proyectos futuros siguen girando en torno a la traducción y la interpretación. 
      Si bien he disfrutado y aprovechado cada uno de mis cursos tanto como he podido, debo ser sincera y decir que mis expectativas no se han cumplido del todo. No me satisfizo el hecho de haber compartido los cursos de idiomas con estudiantes de otras áreas puesto que muchos de ellos no mostraron y no mostrarán jamás el mismo interés y el mismo respeto que yo hacia las lenguas extranjeras y hacia la cultura de los países en los que se hablan, ni quisieron ni querrán perfeccionar tanto como yo su pronunciación o su gramática. Tampoco me hizo muy feliz haber contado con tan pocos cursos sobre las materias que más me apasionan (traducción e interpretación). No obstante, debo decir que me siento afortunada de haber sido alumna de algun@s de los profesores(as) de nuestro departamento, ya que sus clases siempre resultaron apasionantes, interesantes y enriquecedoras.
      Han sido precisamente ell@s quienes han colaborado notoriamente en la mejoría e incluso en el descubrimiento de mis fortalezas y habilidades, como la redacción académica en múltiples idiomas, la fluidez al momento de exponer un tema (en mi lengua materna o en una lengua extranjera), la creatividad para resolver problemas de traducción, la capacidad de dirigir y presentar un proyecto de investigación, la dedicación  para llevar a cabo lecturas de compresión, etcétera.
      En términos personales, he logrado pensar de manera más crítica e independiente, organizar mi tiempo de manera más efectiva, comunicarme con más elocuencia, proponerme metas más ambiciosas y cumplirlas sin importar cuanto tenga que esforzarme para ello. 
        Definitivamente me gustaría aplicar mis conocimientos en el área de la traducción y la interpretación, porque como ya mencioné, son temas que despiertan en mi una genuina pasión, un verdadero interés, y un reto bastante seductor. Me encanta la idea de ayudar  a romper cualquier barrera de comunicación y entendimiento existente entre dos o más hablantes, entre dos o más idiomas, entre dos o más países, entre dos o más culturas. Me envuelve la cantidad de trabajo que se esconde detrás de la traducción de un solo enunciado, de un solo texto, y me emociona saberme capaz de llevarlo a cabo. Me enamora el resultado de todo el esfuerzo y toda la creatividad involucrados en un procesos como los anteriores. Me enorgullece contar con algunas de las herramientas necesarias para ello y estar en posibilidad de adquirir otras a través de la experiencia. Desde el momento en que decidí inscribirme a esta carrera, he considerado a la traducción y a la interpretación como extensiones de mi carácter, de mi intelecto y de mi persona.