¿Qué es lo más valioso que he aprendido en los últimos años? ¿Cómo lo aprendí? ¿Dónde lo aprendí? ¡Vaya! Realmente no me había puesto a pensar en esto hasta el día de hoy, sin embargo, de una cosa estoy segura: la muchacha que hace tres años pisó por primera vez esta universidad en nada se parece a la persona que me sonríe hoy cuando me miro al espejo.
En ningún sentido esto podría ser algo negativo, sin embargo, muchos se sorprenderían si les platicara todo lo que he tenido que experimentar para llegar a ser quien soy, a encontrarme donde me encuentro. He mencionado adrede una palabra clave: experimentar. Ningún cambio hubiera surgido en mí si no hubiera experimentado un sin fin de situaciones. Para los propósitos de esta reflexión, el verbo experimentar podría entenderse de mil maneras diferentes, como "disfrutar al máximo una situación", "ser plenamente consciente de todo lo que sucede en un momento específico", "intentar algo completamente nuevo para romper alguna tradición", "encontrar y poner a prueba diferentes maneras de llegar a un mismo resultado", "vivir en carne propia algo que no habías vivido antes", "aventurarse a hacer algo por primera vez", etcétera, etcétera, etcétera...
¿Cómo podría jerarquizar todo lo que he aprendido teniendo que considerar una gama tan extensa de posibilidades, de interpretaciones, de perspectivas..? No creo que algo pueda o deba ser considerado menos o más valioso. Para mí, todo lo que he aprendido ha sido muy importante porque me ha ayudado a crecer como persona.
Del mismo modo, cada aprendizaje está directamente relacionado con una persona, una frase, un problema, un proyecto, una historia, un día, una oportunidad, una decisión, un libro, una película, una canción, un lugar, un sentimiento o un evento específicos; y muchas veces son varios de estos factores en vez de uno solo relacionados entre sí. Por lo tanto, también resultaría imposible describir con lujo de detalle lo que cada cosa, momento o ser ha aportado en vida.
Sin embargo, ya que la situación lo requiere, podría más bien citar algunas de las tantas enseñanzas que la vida me ha dado desde que empecé a buscar mi propio camino.
Durante los últimos tres años he aprendido entre otras cosas que nada es eterno, ni lo bueno, ni lo malo; que nada va a suceder si no te esfuerzas por hacer que suceda; que los amigos son quienes están contigo cuando nadie más quiere hacerlo; que a pesar de todas las razones que un ser humano pueda tener para sentirse mal, siempre puede encontrar una lo suficientemente poderosa para sentirse bien; que la única persona a la que debemos buscar superar es a nosotros mismos; que las cosas son tan difíciles o tan fáciles como tú decidas que sean; que la única persona capaz de definir tus límites eres tú mismo; que todo sucede por una razón, pero eso no significa que siempre vayamos a descubrirla; que cuando haces lo que amas, eres feliz, y haces felices a otros; que la familia, el respeto y el amor son las cosas más importantes para que tu mundo funcione; que la única persona a quien puedes cambiar es a ti mismo; que nadie deja nunca de aprender; y que todos ocupamos un lugar en el mundo, y tenemos un propósito dentro del mismo.
¿Cómo llegué a esas conclusiones? ¿Dónde estaba cuando me dí cuenta de ello? ¿Quiénes influyeron en el proceso? Las respuestas pueden variar desde a través de una ruptura amorosa, hasta platicando con mis mejores amistades, cocinando, paseando a mi gato, haciendo una tarea, iniciando una nueva relación; desde mi casa, hasta la universidad, el salón de clases, la calle, el centro comercial, la clase de baile, el restaurante, el cine; desde mi mamá, mi ex-novio, mis mascotas mis primas, mis tíos, mis tías, mis abuelos, mis amigos, mis amigas, mis enemigos, mis profesores, mi novio y yo misma.
Lo cierto es que la importancia de lo aprendido y las circunstancias en las que el aprendizaje se llevó a cabo son algo muy subjetivo, que cada persona determinará en base a su personalidad, intereses, creencias, realidad, y como mencioné al principio de todo, experiencias.
En ningún sentido esto podría ser algo negativo, sin embargo, muchos se sorprenderían si les platicara todo lo que he tenido que experimentar para llegar a ser quien soy, a encontrarme donde me encuentro. He mencionado adrede una palabra clave: experimentar. Ningún cambio hubiera surgido en mí si no hubiera experimentado un sin fin de situaciones. Para los propósitos de esta reflexión, el verbo experimentar podría entenderse de mil maneras diferentes, como "disfrutar al máximo una situación", "ser plenamente consciente de todo lo que sucede en un momento específico", "intentar algo completamente nuevo para romper alguna tradición", "encontrar y poner a prueba diferentes maneras de llegar a un mismo resultado", "vivir en carne propia algo que no habías vivido antes", "aventurarse a hacer algo por primera vez", etcétera, etcétera, etcétera...
¿Cómo podría jerarquizar todo lo que he aprendido teniendo que considerar una gama tan extensa de posibilidades, de interpretaciones, de perspectivas..? No creo que algo pueda o deba ser considerado menos o más valioso. Para mí, todo lo que he aprendido ha sido muy importante porque me ha ayudado a crecer como persona.
Sin embargo, ya que la situación lo requiere, podría más bien citar algunas de las tantas enseñanzas que la vida me ha dado desde que empecé a buscar mi propio camino.
Durante los últimos tres años he aprendido entre otras cosas que nada es eterno, ni lo bueno, ni lo malo; que nada va a suceder si no te esfuerzas por hacer que suceda; que los amigos son quienes están contigo cuando nadie más quiere hacerlo; que a pesar de todas las razones que un ser humano pueda tener para sentirse mal, siempre puede encontrar una lo suficientemente poderosa para sentirse bien; que la única persona a la que debemos buscar superar es a nosotros mismos; que las cosas son tan difíciles o tan fáciles como tú decidas que sean; que la única persona capaz de definir tus límites eres tú mismo; que todo sucede por una razón, pero eso no significa que siempre vayamos a descubrirla; que cuando haces lo que amas, eres feliz, y haces felices a otros; que la familia, el respeto y el amor son las cosas más importantes para que tu mundo funcione; que la única persona a quien puedes cambiar es a ti mismo; que nadie deja nunca de aprender; y que todos ocupamos un lugar en el mundo, y tenemos un propósito dentro del mismo.
Lo cierto es que la importancia de lo aprendido y las circunstancias en las que el aprendizaje se llevó a cabo son algo muy subjetivo, que cada persona determinará en base a su personalidad, intereses, creencias, realidad, y como mencioné al principio de todo, experiencias.
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