lunes, 17 de noviembre de 2014

Reflexión 7 Tecnología, tecnología everywhere!

Hoy más que nunca somos testigos de un proceso evolutivo y de un proceso de adaptación desenfrenados. Dichos procesos tienen una sola causa que a la vez podría descomponerse o combinarse en otras miles: la tecnología. 
        Al igual que todo, la tecnología surgió gracias a mentes curiosas, creativas y ambiciosas, sin imaginar qué alcances llegaría a tener, ni cuanto podría durar. Sin embargo, al probarse útil e incluso necesaria, se buscó por todos los medios mantenerla, mejorarla e incluirla en nuestras vidas diarias. Gracias a eso, en la actualidad no dejamos de sorprendernos con lo que podemos lograr al presionar un botón o al deslizar las yemas de los dedos sobre un aparato.
        No obstante es importante considerar que nada es color de rosa, y la tecnología no es la excepción. Su implementación ha venido a modificar absolutamente todas y cada una de las actividades que realiza el ser humano, pero ¿han sido esas modificaciones benéficas o perjudiciales? La respuesta depende de cada uno de nosotros.
         La tecnología es un arma de dos filos. Bien aplicada, nos ahorra tiempo, distancia, y esfuerzo; mal aplicada, pude provocar malentendidos, distracciones, ideas erróneas, y graves conflictos. Quien sabe regular o mesurar su uso, puede obtener de ella un aprovechamiento óptimo, y puede distinguir las ventajas y desventajas de su utilización. Quien recurre a ella de manera irresponsable, se volverá torpe, dependiente e incluso antisocial. 
        Extrapolemos estos dos extremos al ámbito de la docencia. ¿A quién creen que corresponde el rol de regular el uso de la tecnología? ¿Quién es mas propenso a utilizarla de manera irresponsable? ¿Cuáles pueden ser las ventajas y cuáles las desventajas de su implementación en el aula?
           Para poder responder a grandes rasgos esas preguntas, empecemos por mencionar lo que resulta más evidente. Tecnología puede ser sinónimo de: softwares, redes sociales, juegos computarizados, información ilimitada, música, videos, presentaciones, blogs, y muchas otras cosas. ¿Cuáles pueden ser una herramienta y cuáles una distracción? 
         En el salón de clases evidentemente corresponde al profesor gestionar no solo las herramientas utilizadas, sino también el conocimiento. Lo anterior quiere decir que, si bien el papel del profesor ya no es el de un gendarme que lo sabe todo y que tiene todas respuestas correctas a todas las preguntas posible; aun sigue siendo instruir a sus estudiantes. Debe instruirlos para tomar decisiones inteligentes sobre qué recursos utilizar y de qué manera, y cuáles debe descartar y por qué motivo. Esto ayudará a sus estudiantes a formarse su propio criterio y a sacar provecho de la tecnología en vez de desperdiciarla. 
         Estoy segura que como yo supieron de inmediato que los estudiantes son los más propensos a utilizar la tecnología de manera irresponsable, porque hasta hace poco se había percibido como un accesorio, un pasatiempo o un lujo antes que como una herramienta. Lo anterior únicamente provocaba que se distrajeran en vez de que le encontraran un uso fructífero. Gracias a la intervención de personas preparadas, esta situación comenzó a cambiar.
         Pero aquí surge una nueva  cuestión. ¿Quién puede presumirse realmente preparado para gestionar el uso de la tecnología en el salón de clases? Para los profesores cuya trayectoria comenzó mucho antes que la implementación de la tecnología como herramienta educativa, aprender a utilizarla resulta un reto. Un desafío aún mayor es tener que decirle cómo usarla a alguien que en realidad sabe usarla mejor que ellos. 
        Por esta razón, aceptar y percatarse de lo rápido que evoluciona la tecnología es vital. Lo que antes era novedoso, mañana puede ser anticuado. Si los profesores no están acostumbrados a eso, los estudiantes empiezan a perder interés en lo que puedan tener que decir, por muy bueno que esto sea. 
        Si bien no hemos alcanzado el punto en que las computadoras suplanten a un maestro o a un traductor, eso es lo que muchos electrónicos buscan, y seguirán investigando hasta lograrlo. Tenemos que estar preparados para cuando eso suceda, porque entonces habremos perdido todo control sobre la vida y la naturaleza humana, y quién puede decirnos si esto traerá consecuencias positivas o negativas....

Reflexión 6 La práctica hace al maestro

La pregunta del millón de dólares en el ámbito de la docencia siempre ha sido y será siempre: ¿quién es el mejor maestro?
        Honestamente no creo que esta pregunta pueda responderse de manera acertada, puesto que del mismo modo que existen estudiantes diferentes, con necesidades distintas; existen profesores cuyas personalidades y métodos pueden ser totalmente opuestos y no por ello dejan de ser tan efectivos como los de sus colegas. 
        Ya que es bien sabido que no existe una respuesta definitiva o correcta para la pregunta central de esta reflexión, lo único que puedo hacer es contestarla de manera muy personal, tomando en cuenta mis propias experiencias, preferencias y necesidades como alumna.
     Dado que yo soy una persona que trabaja maravillosamente bajo presión, me agradan los profesores que son exigentes, perfeccionistas, puntuales, y que incluso otros alumnos pueden llegar a odiar. 
         En mi secundaria y en mi preparatoria tuve maestras (curiosamente todas mujeres) que nos gritaban e incluso nos insultaban para conseguir que les pusiéramos atención o hiciéramos las cosas tal como lo pedían. No digo que eso haya estado bien, pero la verdad a mí me sirvió muchísimo, porque el mismo respeto y miedo que les tenía ayudaba a que diera incluso más de lo que podía e hiciera todo perfecto. Lo mismo pasaba con muchos otros de mis compañeros. 
        Lo mejor de eso es que lo que ellas me enseñaron no lo olvidé de la noche a la mañana, no lo aprendí únicamente para pasar la materia; orgullosamente puedo decir que aún me acuerdo de todas esas cosas, porque la manera en la que me las enseñaron fue muy impactante para mí. Además, lo que me gustaba de ellas no era precisamente que nos trataran mal, sino que su conocimiento sobre la materia que impartían era verdaderamente sorprendente, y por eso mismo se comportaban así, porque ellas eran las autoridades. No había duda que no pudieran resolvernos. Creo que esta característica es una que sí podría motivar a cualquier alumno: que el profesor domine al 100% su materia, y que ame lo que hace. 
       Tiempo después, habiendo estudiando en esta carrera diferentes teorías sobre la enseñanza de un segundo idioma (que pueden perfectamente ser aplicadas a la enseñanza en general), descubrí que había métodos menos ortodoxos para transmitir conocimiento y muchos aspectos que debían considerarse. Entre ellos están las diferencias, preferencias y necesidades individuales de los estudiantes. Un buen profesor debe ser lo suficientemente creativo para cubrir todas ellas en un mismo curso.
     También está el hecho de que todo evoluciona, y con mayor razón los estudiantes. En el mundo de la tecnología en que vivimos actualmente, un profesor que se aferra a los libros de texto, al pizarrón, al gis, al cuaderno y al lápiz puede estar seguro de que lo último que logrará será atraer la atención de sus alumnos. Por lo tanto otro requisito para ser considerado un buen profesor hoy en día es saber implementar el uso de diferentes tipos de tecnología en la clase.
        Otra cosa que caracteriza a un buen profesor es la capacidad que tiene para hacer ver/pensar/reflexionar a sus alumnos más allá de las cosas que él les dice o les proporciona, es decir, la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico e independiente de sus alumnos. Al hacer esto, debe ser también lo suficientemente ingenioso para crear un hueco en el conocimiento de sus alumnos, un hueco lo suficientemente grande que los obligue a necesitarlo y por lo tanto a recurrir a él. En pocas palabras, el profesor debe ser capaz de formar alumnos independientes, que vuelen con sus propias alas, pero al mismo tiempo debe de saber como hacer volver a su aprendiz.
      Para terminar creo que sería importante que los profesores supieran que nosotros como alumnos buscamos retos, experiencias nuevas, y soluciones a problemas reales. Lo último que esperamos recibir al entrar en un salón de clases son peroratas y tareas que no nos dejarán nada a cambio después de haberlas realizado.  
        Es evidente que nadie nace siendo un buen profesor, como dice el dicho "La práctica hace al maestro" y cada generación presenta oportunidades y desafíos diferentes, de los cuales el docente puede ir aprendiendo para enriquecer, mejorar y modificar su filosofía y su método de enseñanza para enganchar por completo a los estudiantes que se crucen en su camino.